L'ex entrenador del Bàsquet Benigànim ens va escriure unes interessants reflexions sobre la figura de l'entrenador.
"Más vale pensar, aunque todo pueda parecer una paradoja, que siempre nuestros dirigentes y, en éste caso más la cabeza visible, el responsable de un equipo, suelen convertirse en solitarios nómadas al frente de su ejército de Quijote con ideas fijas pero intercambiables a las situaciones que se van produciendo.
Dependemos, la gran mayoría de los casos, de los psicológicos y molestos resultados, un 70 o 75% están presionados en un sentido estrictamente aficionado o semiprofesional y el 30 o 35% restante, los profesionales dependen en un 100% de esos resultados. La mayoría están a un nivel de educador y no están en sus objetivos esa prioridad, cabe destacar en muchas locuciones en las que se desenvuelve el entrenador de categorías y ligas inferiores, más abajo que ACB, LEB o EBA, la atención prestada y el tiempo de duración de los entrenos más todavía en este lado en los que caminamos algunos.
Donde se cree ante todo en un trabajo de enseñanza y camaradería y no en la búsqueda del ganar sobretodo, la mentalidad y la personalidad debe de ser ganadora pero con el espíritu deportivo, sabedor de que su humildad es la de un buen perdedor. Aunque parezca demagógico estamos exteriormente predestinados al resultado (marcador - tanteo), cuando se gana --> equipo, cuando se pierde --> entrenador.
Llegamos a lo más hondo del momento, al entreno como puerto al destino de la enseñanza práctica y teórica, al partido, la soledad de un banquillo. Nuestro trabajo, así como el jugador de ajedrez es mover nuestras piezas (jugadores en nuestro caso) analizando las tácticas y movimientos que realiza el contrario, muchas veces sin conocerle, mueves a medida que va transcurriendo la partida, sin embargo, tú pones y ordenas un planteamiento que a veces no sale. ¿Qué haces? Tus jugadores en la mayoría de los casos, ya sea psicológico como físico, no tienen ese día aliado, todo les sale mal.
¡A pensar!, vamos a ver, buscamos la motivación, cambiamos la defensa y les pedimos mayor agresividad, la cosa funciona, ante todo vaya bien o funcione mal, las miradas están puestas en el entrenador.
Seguimos estando solos, nos exigen poner un muro, entre nosotros (interior) y ellos (exterior) pero "somos tan tontos" que seguimos teniendo fe en nuestro equipo, luchando por nuestros ideales, sean erróneos o no, aunque nos miren con lupa; dura vida la del entrenador, saben, pero nos gusta y disfrutamos con ello, viendo cómo sube el nivel y ese grupo demuestra que quiere los colores.
Solos pero con una ventaja: enseñar la grandeza de este deporte, EL BALONCESTO."